Nov 19, 2015 • 1 min read

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Mis experiencias únicas como agente de Atención al Cliente

Atención al Cliente

Ha pasado medio año desde que empecé a trabajar como representante de Atención al Cliente en SiteGround. Durante este tiempo he pasado por muchas formaciones y he ganado tanto en nuevos conocimientos que ni yo misma puedo creer la velocidad y la experiencia con la que ahora me las arreglo para manejar las consultas de los clientes. Para mucha gente, un trabajo como el mío puede parecer un poco robótico. A primera vista, todo lo que hacemos es hablar con un cliente tras otro y solucionar los problemas que experimentan. Sin embargo, ni para mí, ni para SiteGround, es así.

Hay algo en nuestra forma de entregarnos, la unión del equipo, la forma en que hablamos con los clientes, que es totalmente único. Creo que esto se debe a la empatía que se nos anima a mostrar y a que nos dejan ser nosotros mismos en la interacción con los clientes. Esta interacción humana es la parte más gratificante de nuestro trabajo y cada día me sorprendo con los encuentros únicos que tengo la oportunidad de experimentar. La única manera que tengo para mostrar lo que se siente, es contando una historia real que me pasó.

La historia de Ashaka y Kamok

Hace algún tiempo, en mi turno, tuve una charla con Whitney. Al principio, me hacía preguntas sobre nuestros productos de hosting, pero a medida que la conversación evolucionaba, comenzó a ser bastante agradable y pronto comenzamos a hablar de nuestros intereses fuera de la esfera del hosting. Me contó que en esos momentos estaba en Kenia y buscaba un servicio de hosting para su blog de voluntariado para la vida silvestre. Me contó que había adoptado a un bebé elefante huérfano, Kamok.

En lo personal, también soy una gran defensora de la preservación de la vida silvestre y compartí con ella que yo había adoptado también a un bebé elefante huérfano en Kenia, Ashaka. Le conté a Whitney que, tristemente, mi elefante estaba demasiado débil y enfermo cuando lo encontraron, por lo que no sobrevivió mucho tiempo. Whitney se dio cuenta de que conocía a mi elefante y resultó que las dos estamos involucradas en el mismo programa de rescate de elefantes huérfanos y… ¡nuestros dos elefantes eran amigos! Pudimos ver a Ashaka y Kamok fotografiados juntos en la página web del programa de rescate.

No me lo podía creer. De todos los operadores de turno ese día, ¡Whitney llegó a mí! Eso es lo que yo llamo un momento único y precioso, y otro que hace mi trabajo extraordinario.

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